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El Corán es la luz de Su poderosa y majestuosa esencia.El tema que tratamos aquí es extremadamente amplio, y en lo relacionado con él los ulemas han compuesto gran cantidad de libros. Mencionaremos aquí unos puntos que hagan referencia a su mérito, y la recompensa que Alláh tiene preparada para quien se dedica al estudio del Corán, si verdaderamente es sincero su aprendizaje y consecuente su puesta en practica. Lo principal y primero de todo es que el creyente tenga la sensación de que entre las excelencias del Corán está que es la palabra del Señor de los mundos, no creada, la palabra de Quien no hay nada como Él, y el atributo de Quien no tiene semejante ni parecido. El Corán es, por lo tanto, la luz de Su poderosa y majestuosa esencia; la lectura o recitación del Corán, por otro lado, corresponde a los sonidos y las voces de los recitadores. Esta recitación se emplea en los actos de adoración de forma obligatoria y en otras frecuentes ocasiones de forma recomendable; sin embargo se recrimina a aquel que lo usa en estado de impureza ritual. Se recompensa el estudio del Corán y se castiga a quien lo abandona. Y en esto están todos los musulmanes de acuerdo, la gente de la verdad, lo que pronuncian los hadices, y sobre lo que hacen alusión una ingente cantidad de noticias; tanto la recompensa como el castigo serán de la magnitud de aquello que cada uno se haya buscado. Si no fuera porque Alláh, glorificado sea, ha puesto en los corazones de Sus siervos la fuerza necesaria para cargar con él, no habría hecho el Corán: para que meditasen en él, se dejaran exhortar por él, y para que recuerden lo que en él hay de obediencia y adoración, y del cumplimiento de sus derechos y obligaciones. Dice Alláh, el Altísimo: “Si hubiéramos hecho descender este Corán sobre una montaña, la habrías visto humillada y partida en dos, por el temor de Alláh.” (La Reunión-59:21) ¿Qué es la fuerza de los corazones comparada a la fuerza de las montañas? Sin embargo, Alláh el Altísimo, ha provisto a Sus siervos de la fuerza necesaria para llevar el Corán en la medida que ha querido proveerles, por Su favor y misericordia. En cuanto a lo que se ha transmitido en los hadices referentes a este capítulo, el primero de ellos es el que relató At-Tirmidí y transmitido por Abu Saíd, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Dirá el Señor, glorificado y ensalzado sea: a quien se haya dedicado al Corán y Mi recuerdo elevando súplicas a Mí, le daré lo mejor que se haya dado a ningún invocador. Dijo: La excelencia de la palabra de Alláh sobre las demás palabras es como la excelencia de Alláh sobre Sus criaturas”. Dijo: Hadiz Hasan Garíb. Relató Muhammad ad-Darimí as-Samarqandí en su Musnad, que Abdullah dijo: «Las siete suras largas del Corán son como la Torá; las que tienen cien ayát, como los Evangelios, el Fátiha, como Az-Zabur, y el resto del Corán tiene mayores excelencias». En un relato de At-Tirmidí se transmitió de Al-Háriz y éste de Alí, Alláh esté complacido de él, que dijo: “He oído decir al Mensajero de Alláh (saw): Se producirán discordias como una parte tenebrosa de la noche. Pregunté: Mensajero de Alláh, ¿quién será el que esté a salvo de ellas? Dijo: En el Libro de Alláh, glorificado y ensalzado sea, hay noticias de vuestros predecesores y de los que vendrán después de vosotros, y está el veredicto para dilucidar entre vosotros: quien lo abandonara por soberbia, Alláh le castigaría, y quien buscara la guía fuera de él, Alláh le extraviaría. Es la cuerda resistente de Alláh, Su luz clara, y el sabio Recuerdo. Es el camino recto, aquel que no tuercen los deseos caprichosos ni oscurecen las lenguas ni fraccionan las opiniones. Es aquel del que no se sacian los ulemas ni se aburren los temerosos. No envejece por las abundantes refutaciones que contiene, ni se deshacen sus maravillas. Es aquel que no cesan los genios de decir cuando lo escuchan, “verdaderamente oímos un Corán portentoso”. Quien supiera de su ciencia se adelantaría; quien hablara con sus palabras diría verdad; quien dictaminara un veredicto basándose en él sería equitativo; quien lo pusiera en práctica sería recompensado, y quien llamara a él sería guiado al camino recto”. Se transmitió de Abdullah ibn Masúd que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Ciertamente este Corán es un festín de Alláh: aprended pues lo que podais de su festín. Este Corán es la cuerda de Alláh, la luz clara, la cura provechosa, la inmunidad para quien se aferra a él, la salvación para el que lo sigue, no tiene torcedura que enderezar ni desvío que encarrilar. No se deshacen sus maravillas ni envejece por sus abundantes refutaciones. ¡Recitadlo, porque Alláh os premiará por ello! Por cada letra que se recite se obtienen diez hásanas. ¡No dejéis de recitar el sura de La Vaca porque verdaderamente shaitán escapa de la casa en la que se recita dicho sura. Y la casa más desprovista de bienes es aquella que está vacía del Libro de Alláh!” Dijo Abu Abíd, de Abdullah, que a su vez dijo: “Ciertamente que este Corán es el banquete de Alláh y quien entrara en él estaría a salvo. Dijo: En la interpretación del hadiz, se puede decir que es una comparación en la cuál Alláh, el Altísimo compara el Corán con un banquete que Él mismo, Poderoso y Majestuoso, ha preparado para la gente, en él hay bienes y beneficios, y a continuación les invita a acudir a él.” Relató Al-Bujarí en una transmisión de Uzmán ibn Affán, que el Profeta Muhammad (saw) dijo: “El mejor de vosotros es aquel que aprende el Corán y lo enseña.” Relató Muslim, en una transmisión de Abu Musa, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “El ejemplo del creyente musulmán que recita el Corán es como la toronja, cuyo aroma es bueno y su sabor también lo es. Y el ejemplo del creyente musulmán que no recita el Corán es como el dátil, que no tiene aroma pero su sabor es dulce. En cambio, el ejemplo del hipócrita que recita el Corán es como el arrayán, cuyo aroma es bueno pero su sabor es amargo. Y el ejemplo del hipócrita que no recita el Corán es como la tuera, que no tiene aroma y su sabor es amargo”. En otro relato se habla del depravado en lugar del hipócrita. Nos transmitió en un hadiz Hashím, de Al-Awám ibn Haushab: “Abu Abderrahmán as-Sulamí cuando alguien le completaba la recitación del Corán, solía sentarlo frente a él y al tiempo que le ponía la mano sobre su cabeza le decía: ¡Teme a Alláh! Pues no sé de nadie mejor que tú, si pones en práctica lo que has aprendido.” Relató Ad-Darimí, que Wahab ad-Dimarí dijo: “A quien Alláh le hubiera dado el Corán y lo ejecutara durante el día y la noche, actuara según sus principios y leyes, y muriera en obediencia a él, Alláh lo resucitaría el Día del Juicio junto a los ángeles y los enviados.” Relató Muslim, en una transmisión de Aisha, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “El hábil con el Corán estará con los ángeles honorables y justos. Aquel que recita el Corán entrecortada y dubitativamente y con dificultad tendrá recompensa doble”. Obtendrá dos recompensas, una por la recitación y la otra por la dificultad; Sin embargo los grados del hábil y el diestro con el Corán están por encima de todo eso, porque primero, el Corán era dubitativo para él y luego fue ascendiendo hasta ser comparado con los ángeles. Y Alláh sabe más. Relató At-Tirmidí, en una transmisión de Abdullah ibn Masúd, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Quien recite una letra del Libro de Alláh obtendrá por ello una hásana, y esta hásana es equivalente a otras diez como ella. Y no digo Alif. Lam. Mim es una sola letra, sino que Alif es una letra, Lam es otra, y Mim es otra”. Dijo: Hadiz Hasan Garíb. Relató Muslim, en una transmisión de Uqba ibn Ámir, que dijo: “Acudió a nosotros el Mensajero de Alláh un día estando en un lugar de la mezquita llamado as-Suffa y nos preguntó: “¿A quién de vosotros le gustaría amanecer cada día en Buthán o en Al-Aquíq llevando con él dos camellas de la mejor raza, y sin haber incurrido en falta ni haber roto sus lazos familiares?” Contestamos: ¡Mensajero de Alláh! A todos nosotros nos gustaría eso. Y entonces dijo: “¿Por qué no acudís entonces cada uno de vosotros a la mezquita para aprender o recitar dos ayát del Libro de Alláh, Poderoso y Majestuoso, y sería mejor para él que dos camellas, tres ayát mejor para él que tres camellas, y cuatro ayát mejor para él que cuatro camellas, y así mejor que cualquier número de camellas?” Se transmitió de Abu Huraira, que dijo el Mensajero de Alláh: “Quien libere a un musulmán de una aflicción de este mundo Alláh lo liberará a él de otra en el Día del Juicio. Quien alivie a alguien de una dificultad Alláh lo aliviará a él en este mundo y en el Otro. Quien cubra la falta de un musulmán, Alláh le cubrirá a él en este mundo y en el Otro. Alláh acudirá en ayuda de Su siervo mientras éste acuda en ayuda de su hermano. Quien siga un camino buscando en él el conocimiento, Alláh le facilitará el camino al Jardín. Si un grupo se reúne en una de las casas de Alláh para recitar el Corán y estudiarlo, descenderá sobre ellos el sosiego, serán cubiertos de misericordia, los rodearán los ángeles, y Alláh los mencionará ante quienes estuvieran con Él. Y quien demore sus acciones, por el contrario, de nada le servirá su nobleza.” Relataron Abu Daud, An-Nasaí, Ad-Darimí y At-Tirmidí, una transmisión de Uqba ibn Ámir, que oyó decir al Mensajero de Alláh (saw): “El recitador del Corán en voz alta es como el que da limosna (sádaqa) públicamente, y el recitador del Corán en voz baja es como el que da limosna secretamente.” Dijo At-Tirmidí: Hadiz Hasan Garíb. Relató At-Tirmidí una transmisión de Abu Huraira, que el Profeta Muhammad (saw) dijo: “Vendrá el estudioso del Corán en el día del Juicio pidiendo a su Señor que le vista con las mejores galas, y vestirá la corona del honor. Después pedirá más y vestirá el manto de la nobleza; y después su Señor se complacerá con él y se le dirá que recite, por lo que subirá y aumentará por cada aya una hásana.” Dijo: Hadiz Sahíh. Relató Abu Daud de Abdullah ibn Marín, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Se dirá al recitador del Corán: ¡Recita y salmodia como lo hacías en el mundo, porque verdaderamente tu condición estará a la altura de la última aya que hayas recitado!” Relató Ibn Maya en su Sunan en una transmisión de Abu Saíd al-Judrí, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Se dirá al recitador del Corán, a su entrada en el Jardín: "recita y sube". Recitará y subirá por cada aya un peldaño de escalera hasta recitar todo lo que sepa.” Se transmitió de Abu Bakr al-Anbarí, y éste de Abu Umama al-Hamasí, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “A quien le fuera dado un tercio del Corán, se le habría dado un tercio de la Profecía, y a quien le fueran dados dos tercios del Corán, se le habrían dado dos tercios de la Profecía. Y quien recitara el Corán completamente se le daría toda la Profecía, excepto que no le sería revelada y se le diría el Día del Juicio: ¡Recita y asciende! Recitará una áya y ascenderá un peldaño hasta acabar todo lo que sepa del Corán. Después se le dirá: ¡Cierra los puños! Y entonces se le preguntará: ¿Sabes lo que hay en tus manos? Tendrá en su mano derecha la vida eterna y en su izquierda la delicia.” Se transmitió de Al-Hasan, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Quien tome un tercio del Corán y lo practique es como si hubiera tomado los asuntos de un tercio de la Profecía. Y quien tome la mitad del Corán y lo practique es como si hubiera tomado los asuntos de la mitad de la Profecía. Y quien hubiera tomado todo el Corán es como si hubiera tomado toda la Profecía.” Se transmitió de Alí, Alláh esté complacido de él, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Quien leyera el Corán, lo recitara, y lo memorizara, Alláh, el Altísimo, le admitirá en el Jardín y le concederá la intercesión por diez personas de su familia a las que les correspondiera el Fuego”. Dijo Umm ad-Dardá: “Entré a ver a Aisha, Alláh esté complacido de ella, y le pregunté: ¿Cuál es el mérito del que recita el Corán sobre el que no lo recita de los que han entrado en el Jardín? Y contestó Aisha, Alláh esté complacido de ella: Realmente el número de ayát del Corán se corresponde con el número de peldaños de la escalera del Jardín, pues no hay nadie mejor de entre los que han entrado en el Jardín que quien haya recitado el Corán.” Dijo Ibn Abbás: “Quien recite el Corán y siga sus principios Alláh le salvará del extravío, lo protegerá el Día del Juicio del mal que tuviera en la Rendición de Cuentas.” Alláh, el Altísimo, dijo en el Corán: “Quien siga Mi guía no se extraviará ni será desgraciado”. (Ta.Ha-20:123) Dijo Ibn Abbás: “Alláh, el Altísimo, ha garantizado a quien siga el Corán no extraviarse en este mundo ni ser desgraciado en el Otro”. Dijo Al-Laiz: “¿Cuál no será la misericordia de Alláh para aquel que corre a escuchar el Corán?”. Como dice Alláh: “Y cuando el Corán se esté recitando, escuchadlo y callad, tal vez obtengáis misericordia”. (Al-A‘araf-7:204) Y ‘tal vez’, cuando viene de Alláh, es obligado. En el Musnad de Abu Daud at-Tayálisi, que fue el primero que se compuso en el Islám, se transmitió de Abdullah ibn Marín, que dijo el Mensajero de Alláh (saw): “Quien ejecutara diez ayát no será considerado de los negligentes, y quien ejecutara cien ayát será considerado de los piadosos; y quien ejecutara mil ayát será considerado de los ejemplares”. Y los hadices referentes a este capítulo son abundantes. Basta aquí con los que hemos mencionado, y Alláh es el Dador de guía. Del COMPENDIO DEL TAFSIR DEL CORÁN “AL-QURTUBI”, TOMO 1 Traducción del original en árabe: Zakaríya Maza Abu Mubarak
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